Bel Landi

 

 

  Después de un fin de semana repleto de saludos para las madres, para las familias, en la celebración del "Día de...", me detengo hoy a pensar en la condicionalidad del amor maternal y familiar. Cuántas veces nos vemos haciendo lo que mamá quiere para que me ame o haciendo algo para sentir que pertenezco a mi familia. ¿Cuántos permisos nos damos para practicar el amor incondicional? ¿Soy capaz de amar incondicionalmente? ¿Acaso será ese el desafío de vida? Amar a pesar de que no hagas lo que yo quiero, de sentir lo que yo siento. Si pensás o hacés parecido a mi, te amo o te quiero. Si no, veremos... Si lo contrario al amor es el miedo, ¿amar será perder el miedo a controlar y a dejar que cada quién viva en libertad, asumiendo la vida? En las esencias de Bach tenemos Chicory para cuando esperamos la "retribución de amor", según nuestro valor. Quién sabe si nos retiraremos de esta experiencia de vida habiendo aprendido a amar incondicionalmente. Gracias!

  Hay límites que solo nos ponen frente a nuestra propia estrechez y forma de ver "todo" desde nuestra única perspectiva. Ignoramos finales y transformaciones, aferrados a estructuras que nos mantienen inmóviles, detenidos en un tiempo de nuestra vida. Vamos, ilusos en el control, peleando y resistiendo, para romper lo que esta, simplemente, guiándonos hacia otro rumbo y posterior transformación.